domingo, enero 12, 2014

Mis hermanas


Dicen mis hermanas, que anoche la China no dejaba de voltear hacia donde yo estaba.

Este fue el cuadro: en el último set de la banda, ya entrada la madrugada, la mayoría de la gente estaba en la pista. Yo entré a la barra para comprar cerveza with The KKK. Al volver, levanté la mirada para no chocar con nadie, y justo en ese momento la multitud se abrió, formando un pasillo que llegaba hasta el fondo del bar, en el que sólo estaba la China. Y justamente ahí –haya sido por inercia o no– se le ocurrió voltear en la dirección que yo venía. Nos vimos por un segundo, obviamente vio en otra dirección, y continuó escuchando lo que sea que su guapo acompañante le decía. Dos segundos después, volteó conmigo, pero yo ya había girado, entonces nuestras miradas ya no se cruzaron.

Me dirigí con mis hermanas, les conté lo sucedido, y me fui al escenario para seguir cantando como un loco.

Al final de la noche, cuando nos sacaron del bar, ellas me dijeron que la China estuvo volteando en nuestra dirección, que esperara y no saliera todavía porque ella estaba parada en la salida. Pero como me gusta el peligro, no hice caso y me dirigí hacia la barra nuevamente. Mis hermanas me acompañaron, y según dicen, ahí me vio también. 

Nosotros nos quedamos en la barra, y la China siguió su camino, permaneciendo en la entrada principal. Mientras yo coqueteaba with The KKK, mis hermanas cuidaban mi espalda. "No deja de voltear a verte", dijo una de ellas.

Dejamos el bar, y fuimos a comer burritos en la banqueta. Aún ahí, la China se cruzó una vez más en nuestro camino; supuestamente continuó viéndome.

Dicho todo lo anterior, expongo mi teoría: 1) La única vez que nuestras miradas chocaron, fue una coincidencia entre el hecho de que la multitud se moviera –probablemente la banda hizo una pausa en el set–, que yo levantara la cabeza, y la inercia de voltear cuando alguien, quien sea, pasa frente a tus ojos. 2) Obviamente la China estaría volteando hacia nuestra dirección, porque estábamos justo al frente de la atracción principal del bar: la banda. 3) Al salir de la pista, volteó conmigo por la misma inercia que la hizo mirar la primera vez. 4) Mientras estábamos en la barra, obviamente volteaba en nuestra dirección porque estaba esperando a que salieran sus demás acompañantes. 5) Cuando estábamos cenando en la banqueta, también volteó porque seguramente le estorbábamos para pasar. 6) Todas las veces que volteó, pudieron ser para saludar a una de mis hermanas, ya que conoce a las dos. Y 7) Para qué chingados habría de voltear conmigo, si el tipo que la acompañaba es más guapo, más alto, más delgado, más fuerte, mejor peinado, y con mejor barba –y probablemente con mucho más dinero–, que yo.

Evidentemente, mis hermanas me quieren mucho, porque todo fue una muy graciosa coincidencia.