sábado, marzo 22, 2014

Unas por otras


El otro día, señalando a una morra hermosa, el Pablo me preguntó: "¿qué harías si cada mañana esa morra te despertara y te dijera: 'ya te preparé el café, mi amor'"? Obviamente me cagué de risa, y respondí: "lloraría de felicidad".

El punto es que su pregunta me hizo pensar en que yo ya tuve eso, si podemos llamar 'tener' a ese tipo de detalles que a mí me matan. Y no es por la cuestión de que las mujeres me 'sirvan', son simplemente los detalles, como cuando yo hice de comer para cualquiera de ellas, se siente bien recibirlo de vuelta; en fin.

Ya hubo una morra que me despertaba todas las mañanas, ya fuera en su departamento o en mi casa, para decirme casi con las exactas palabras que usó el Pablo, que ya estaba listo el café; incluso muchas veces me hizo chilaquiles y otro tipo de desayunos. Y estuvo muy bien, pero sólo tuve eso una vez, y con esa vez me bastó para entender que hay que cambiar unas cosas por otras.

Todo ese tipo de detalles que la Lulú tuvo, eran directamente proporcionales a su locura, frenesí, control, celos, paranoia, inseguridad, etcétera. Además ella no era tan hermosa como todas las demás morras de las que he sido novio. See the point? Unas por otras. Tristemente, todo el tiempo que estuve con ella, al ver a otra chica más guapa, pensé que a lo mejor podría estar con alguien más. Y mientras estuve con las otras morras, pensé que me faltaban esos detalles. You got to choose. A veces es así.

Es como una especie de balance interno, en cuestión de gustos, porque no se puede tener todo. Y ahora que no estoy con nadie, y que me esforcé por estar con alguien, puedo entenderlo. De todos modos, a mí me sale buenísimo el café.