Me hice un limonero.
Le agarré el sabor al vino, y a la cerveza oscura.
Aprendí de cine.
Conocí de música.
Fui muy feliz.
Maduré.
Leí.
Aprendí a hablar.
Aprendí a escribir.
Comí papa al horno por primera vez en mi vida, en uno de los días más deprimentes de nuestra relación.
Me pasó lo que nunca, me pediste que dejara de salir con una de mis amigas; tú, o sea tú hiciste eso, quien menos esperé que lo hiciera. Y yo lo hice sin cuestionarte, porque te quiero.
Me conocí mejor.
Cometí graves errores.
Fui Ensenada, y entendí que ésta sólo es una pausa.
Probé las crepas.
Conocí La Jarocha.
Volví a ver El Conde Pátula.
Bailé We belong together.
Vi Enemigos Públicos.
Co-protagonicé Aló, dos veces.
Fui muy cursi, y te encantó.
Aprendí lo que es el miedo, y a lidiar con él.
Entendí lo que es querer.
Aprendí que la compatibilidad no es andar con un espejo, y que idealizar es una estupidez.
Me equivoqué; dos veces.
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