jueves, mayo 31, 2012
Para nada
Pinches convencionalismos sociales. A veces únicamente generan problemas.
— Es que tú nunca ofreces de comer.
— No, la verdad no. Lo que pasa es que con el tiempo se me ha ido quitando esa costumbre, por eso de vivir solo. (La verdad es que no me nace ofrecerle comida a nadie, soy un pinche egoísta).
— Pues yo tengo siete años viviendo solo y nunca se me ha quitado eso.
— No, pero pues si quieren de mi comida, pídanme, con confianza.
— No, pues así no.
(Mmmta madre).
— Pero es por educación, en cualquier parte en la que comas tú tienes que ofrecer de tu comida; si no te ves mal.
— No sabía que les molestaba. Voy a empezar a hacerlo.
— No, pero no lo hagas por compromiso, solamente si te nace.
— (Qué la chingada). Lo voy a empezar a hacer porque aquí se ve mal, y yo no sabía.
— Pero sólo si te nace.
— (Pues si casi me estás forzando a hacerlo, cabrón). Pues es que a mí la verdad no me nace hacerlo. Pero si se ve mal, lo cambio, no pasa nada.
— Pues sí, de todos modos te vamos a decir que no queremos.
(Entonces para qué chingados me hacen sentir como el diablo por no ofrecerles comida).
La vida sería un millón de veces más fácil si todos fuéramos directos. Si dijéramos las cosas como son, de frente y sin rodeos. "No me gustó la comida porque eres mal cocinero" o "No quiero salir contigo porque me enfadas cada vez que empiezas a hablar de futbol" o "Deja de cantar porque lo haces horrible". ¡Así! Fácil.
El pedo es que somos bien pinches cálidos, y lo digo empezando por mí. Si entendiéramos que si algo no sucede es porque no fue natural, nos dejaríamos de tanto reclamo, dejaríamos de forzar las cosas. Muy pocas cosas salen bien a la fuerza. Pero no podemos entenderlo, porque nos educaron para quedar bien en todos lados, porque si no, pues ¿qué van a decir los Betancourt?
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