jueves, mayo 24, 2012

¿Otra vez?


Y pensabas que el sueño de ayer había estado con todo. Por favor. Primero esa amiga, y luego tu ex novia. "Pero ¿qué pasa con vos?"
Dios bendiga mi memoria, porque no estoy dispuesto a olvidar la historia.

lunes, mayo 21, 2012

La noche que casi hago trampa



Durante mi estancia en Paraguay, hubo una noche en la que estuve a punto de tener sexo con una prostituta; situación que juré nunca sucedería en mi vida.


Eran principios de junio del año pasado, yo pasaba por un cuadro de depresión del cual no me había percatado. De repente dejé de salir de mi cuarto, sólo salía para ir a la escuela o para comer. Mis compañeros de casa —y por esas fechas mis hermanos— me preguntaban si estaba deprimido: "ya casi no te vemos fuera de tu habitación", decían. Pero según yo, todo estaba bien.


Una tarde en la escuela me di cuenta que extrañaba demasiado mi rancho y a mi gente, y entonces asimilé el hecho de que en realidad estaba deprimido. Regresé al departamento, busqué dinero y fui a comprar cerveza al mercado. Me encerré y empecé a beber. Cuando iba por la tercera cerveza sonó el teléfono; era Arturo, estaban en Britannia (uno de mis bares favoritos en Asunción), querían que los acompañara. Sin pensarlo dos veces me fui con ellos.


Nos quedamos hasta que nos corrieron. Arturo se fue a su casa porque ya era tarde. (Por razones de ética llamaremos a mi otro amigo 'Pablo'). Pablo ya estaba borracho y quería seguir la fiesta, pero ya todo estaba cerrado. Entonces dijo: "vamos por unas putas"; me reí de su comentario. "Es en serio", agregó. Argumenté que ya no traía dinero, "yo te la pago, solamente hazme un favor, préstame tu cuarto", fue su respuesta. Pablo era un buen amigo, y yo estaba dispuesto a hacerle el favor. "No tienes que pagarme una prostituta, te acompaño y te presto el cuarto, yo puedo dormir en la sala", dije. Al llegar al lugar Pablo insistió en que escogiera una mujer, y como era gratis, entonces escogí a la mejor que encontré. Después de todo, considerando la ola de mala suerte con las mujeres que rondaba en mí por aquellas fechas, quizá esa sería mi única oportunidad de tener sexo con una paraguaya, aunque eso implicara hacer trampa.


Tomamos un taxi al departamento con ambas mujeres acompañándonos. "Tú usa mi cuarto", le dije a Pablo; el español había salido de vacaciones con su novia, así que su cuarto estaba solo. Mi chica y yo entramos a la habitación. Inmediatamente empezó a besarme el cuello mientras me desabrochaba el pantalón. Y cuando se agachó para bajarme la ropa interior no pude evitar soltar una carcajada. "¿Qué te pasa?", me preguntó. "No sé, voy a salir tantito a ver si se me pasa", y me carcajeé en el pasillo del departamento en plena madrugada. Era demasiado chistoso, no podía ser que estuviera tan deprimido como para caer tan bajo y cometer tal estupidez. Volví al cuarto, y le dije la verdad a la mujer: "no puedo hacerlo, no se me para". Entonces la mujer también empezó a reírse.
Terminamos platicando sobre el tipo de clientes con los que ha tenido sexo. Me contó que hacía unos días le había tocado estar con un mexicano que decía ser un alto funcionario del gobierno, y que resultó ser sumamente precoz. Le pregunté que si prefería tener sexo con sus clientes o terminar platicando como nosotros esa noche: "La verdad prefiero acostarme con ellos, no me gusta mucho platicar porque a veces me cuentan puras boludeses, como tú", y ambos soltamos una carcajada. Minutos después Pablo terminó y las chicas se fueron del departamento.


La noche siguiente hicimos una cena en el departamento, y al argentino se le ocurrió preguntarme sobre lo ocurrido la noche anterior, frente a toda la mesa. Conté todo lo que había pasado con lujo de detalles, y ahí terminó mi depresión. 
Las pendejadas que puede hacer uno cuando está borracho y deprimido. Afortunadamente todavía tengo un poco de integridad.

domingo, mayo 20, 2012

Juego


Entonces decidimos salir de fiesta el viernes por la noche, porque como presentamos un desempeño sobresaliente en nuestro examen Ceneval, nos merecemos celebrar como Dios manda.

De todo el bar –aunque en realidad es pequeño– somos la única mesa ocupada sólo por hombres. Al amigo del Erick se le ocurre un juego, se acerca a la barra, pide un vaso, y regresa con nosotros: "vamos a jugar cubilete", dice.

Empezamos jugando de trago: el que pierde, toma. Yo comienzo ganando las primeras rondas, y ya saben como versa la frase: 'suerte en el juego, mala suerte en el amor'. La carrilla no se hace esperar: "No, pues tu morra de seguro está con otro vato". Risas, y seguimos jugando, pero ahora es el Erick quien empieza a ganar y con manos muy altas. "Es que la morra del Luis ya terminó, y la tuya va empezando". Más risas. Conforme fue avanzando el juego la suerte fue cambiando de 'dueño', pero finalmente se quedó con el Erick. No le dimos más importancia al tema.

Horas después la novia del Erick le llama por teléfono, está cerca del bar y quiere pasar a saludarlo. Él sale a esperarla, se sientan unos minutos con nosotros, para salir nuevamente del lugar. Pasan aproximadamente 40 minutos, y el Erick regresa visiblemente molesto. "¿Qué paso?", le pregunto. Respuesta: "Pues nos peleamos porque ella viene con unos amigos suyos, y su ex novio". Coincidencias.

jueves, mayo 10, 2012

Yes


Someday you and I will have sex, and you'll fall in love with me, 'cause it will be great.

jueves, abril 26, 2012

Terapia



(Aclaro: este post no está dirigido a nadie en lo absoluto, sólo estoy sacando lo que traigo adentro, porque ahorita nadie va a querer escuchar esto. No, no me estoy haciendo la víctima, ya intenté hablar de esto y me sacaron la vuelta).


Obviamente algo sucedió. Alguien presionó el botón y las cosas empezaron a cambiar, no tan rápido, pero en un lapso corto de tiempo. O sea, hace un año que no veo a la Teté, y ayer me dijo que ya se va a casar.


Todo empezó cuando me fui de intercambio. Me fui sin tomar en cuenta todos los posibles escenarios que podrían presentarse en un futuro, derivados del simple hecho de no estar en el Rancho. Inocentemente creí que al volver las cosas serían prácticamente iguales a cuando me fui. Error.


Olvidé que cuando regresara al Rancho, no sería para quedarme, sino para ver cómo andaban las cosas y después irme otra vez. Pero es que ni siquiera eso era seguro.
Pensé que la única diferencia sería el no ver a mis amigos cuando yo quisiera, sino cada 15 días, y que a cambio, vería a mi hermana casi diario.


Los seis meses que estuve fuera aprendí a vivir conmigo mismo, solo y con dos amigos que por ese tiempo fueron mi familia. También tuve nociones de lo que es vivir en pareja —y me gustó—, pero finalmente entendí que aún estoy muy joven para eso, que hay tiempos; con todo el significado de la palabra 'tiempos'. Pero más que nada aprendí a vivir conmigo, sin depender de nadie —dejando de lado lo económico, por supuesto—, y me encantó. Es un poco contradictorio, porque ahora sé tanto cómo estar solo, que a veces ya no sé estar con la gente.


Mientras tanto en el Rancho, mi hermana luchaba contra un cavernícola, y sus propios demonios; los derrotaba y se daba cuenta que ella misma era un robot; posteriormente descubrió que era una mujer con un corazón enrome, y se enamoró (y estoy muy feliz por ella). 


El párrafo anterior resume prácticamente los seis meses. Es decir, mientras yo no estuve, en el Rancho era primavera y verano juntos. Para cuando volví todos ya estaban enamorados, donde yo ya estuve, y donde ahora, irónicamente —cuando pensaba que podía estar en sintonía con mis amigos—, ya no estoy. Y no los juzgo en lo absoluto, al contrario, los respeto mucho más porque ellos están teniendo los huevos para darse, juntarse, e incluso pensar en casarse. Pero ¿qué pedo? Son de la misma edad que yo. Entiendo que todos estén enamorados, ya estuve ahí, pero ¿por qué se casan? ¿Cuál es la prisa? Ahora sí que no entiendo en qué pensaba cuando tenía 16 años.


Pero es chistoso ¿no? Todo lo que yo quería desde los 16 años —y que ahorita si quiero puedo tener—, es lo que poco a poco está sucediendo con cada uno de mis amigos. Y otra vez me sitúa donde no hay nadie. Me hace sentir como si otra vez, estuviera madurando mucho menos rápido que todos mis amigos. Soy el único que todavía no se quiere amarrar, que quiere estar solo pero acompañado, que no quiere tener que pensar primero en la pareja para poder hacer algo. Y es normal, tengo 23 años.


No me ha costado nada acostumbrarme a vivir solo, en lo absoluto. Me ha costado entender que poco a poco, por el simple hecho de ya no vivir en el Rancho, el vínculo con algunas de las personas que más quiero, ha ido desapareciendo. Y no es que ya me aísle, es buscar a la gente y que te den el avión, pero nunca el boleto. Digamos que es como una soga gruesa que está amarrada a un poste en un extremo, y suelta del otro extremo: gente pasa y tira de ella pero no puede llevársela, pero hay personas que tiran más duro, y la soga lentamente empieza a deshilacharse.

lunes, abril 16, 2012

Interview #107


— How do you feel for this weekend?
— I'm kind of happy, 'cause it's been a long time since we played in front of an audience, but I'm not like really excited. Last time we played it was a piece of shit.
— So, you're a little scared.
— Not at all. It's just that, we never had that 'click' with the audience. We've been told a few times that we were doing a good job, but I never saw that. So I guess I'm just happy because of the feeling it gives me when somebody is watching us play.
— Why do you think you never had that 'click'?
— 'Cause we're too 'pop music'. There is no other band playing that kind of music in the city right now. We don't fit in 'cause we didn't change or evolved, so I guess it's kind of our fault too. Plus, the bands that were playing the same kind of music when we started are all gone. They quit. I saw a guy from one of those bands yesterday at the movies, actually. He used to be a drummer, he was great. His band made it's way to fame, then something happened and they had to return. Now he's bald, married, and even had a son. That's kind of creepy, you know? We're younger, but there's a big chance for us to end up like him. I mean, that future doesn't sucks, but makes you think.

lunes, abril 09, 2012

Slowly